El llamado de la naturaleza

Tengo una pregunta, por qué siempre te empezás a mear cuando ya saliste del lugar en el que había baño? Pongamos como ejemplo una situación hipotética que nunca pasó, nada que ver, jamás, never, nunca jamás, nunca digas nunca, neverland.
Ponele que estás en la casa de un amigo, por su cumple. Están todos tomando algo, tranquilos, hasta que decidís irte. Saludás a todos, bajás y entrás a caminar a la parada. Justo cuando te alejaste lo suficiente como para que ya no dé volver, empezás a sentir una leve cosquillita en la zona vejigal (que debe ser donde está la vejiga ponele), o sea, la naturaleza te empieza a llamar pero con un suspiro, tranquila, si tenés un baño cerca vas, pero sino no, tampoco te estás muriendo.
Entonces, estás esperando el colectivo, uno que nunca viene y siempre te tiene de hijo (esto significa que cuando no estás apurado viene y cuando lo estás no viene), dado que en este caso vos te podrías considerar relativamente apurado, el colectivo tarda relativamente bastante. A esta altura la naturaleza ya se cansó de susurrar empezó a hablar normal, o sea que ya es una sensación constante y molesta.
Seguís esperando, hasta que el amigo bondi se digna a venir, subís, pagás y te sentás. Hasta ahora venías aguantando bien, pero cuando te sentaste, con las vibraciones del motor y el movimiento del colectivo, se te están queriendo relajar los músculos que tan tensados los tenías. No los vas a dejar, por supuesto, a menos que tengas ganas de terminar más meado que el migitorio de una YPF en un cruce de rutas con un bulo al lado y una parrilla atrás. Ya vas apretando las piernas como quien se acerca mucho a Tyson y no quiere ser violado.
Te estás acercando a tu parada, te levantás y vas caminando chistoso y todo apretado hacia la puerta, tocás el timbre y bajás. Se te hacen las dos cuadras más largas de tu vida, sacás un pucho y te lo prendés para darte fuerzas.. no te da un carajo de fuerzas, te cansa más y te da más ganas de mear, tirás el pucho a la mierda. Llegás a tu edificio, abrís la puerta rezando porque alguno de los tres ascensores que hay esté abajo... ninguno lo está. Tocás el botón para que baje alguno, el único que te da bola es el que está el piso 14, te doblás como un pretzel y esperás, mientras puteás al ascensor, al hijo de puta que vive en el 14, al puto que lo crió, y al conchudo que inventó los ascensores por no hacerlos más copados en casos de emergencia como esta.
La naturaleza ya está trepada encima tuyo como garrapata y gritándote como si le estuvieran metiendo un hierro ardiendo en el cu.. eh.. nariz si (tampoco voy a ser tan vulgar). Llega el ascensor y te lanzás adentro. Tocás el 9 y entrás a saltar por todos lados, que por alguna mágica razón la gente cree que te hace mearte menos. Se abre la puerta del ascensor y salís más rápido que un fondo blanco de Bush, las llaves ya las tenías en la mano, pero en la desesperación no podés embocarle a la cerradura, cerradura puta, la entrás a putear a la cerradura, a las llaves y al forro del 14. La naturaleza, mientras, te empieza a cagar a palos, te grita, te tira de los pelos, te hace cosquillas, te grita puto, un bajón. Luchás y luchás hasta que conseguís abrirla. Para este momento ya el cierre lo tenías abajo y por poco el amigo no estaba tomando aire también. Entrás corriendo al baño, cerrás más o menos la puerta y se escucha en todo el edificio: "AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHhhhhhhhhhh.....", el suspiro del placer de cumplir con el objetivo.