Cambio de paradigma

Es medio difícil la definición de paradigma, los que lo saben, genial, los que no, es una especie de patrón, un modelo, es una manera de referenciar la realidad a algo que asumimos. Una cosa así. Cuando estos cambian, el cambio es fuerte, ya que es cambiar directamente las bases de nuestra manera de ver las cosas.
Pongo dos ejemplos para que se entienda bien:



- Para el 1900 más o menos, Lord Kelvin (el mismo de la escala de temperaturas, el que descubrió el cero absoluto y era un banana en termodinámica) dijo básicamente en física estaba todo descubierto. Y era más o menos la cociencia general, casi todos pensaban que habían llegado a un punto en el que ya no había nada por descubrir. De repente salió Einstein con la teoría de la relatividad y les puso un tapón a todos. Las ecuaciones de Newton que se habían usado durante 300 años para describir todo tipo de movimientos ahora eran sólo un caso especial para velocidades muy inferiores a la velocidad de la luz.


- En Argentina tenemos la certeza de que todo aquel que esté en el gobierno es un chorro. Así de simple. Es nuestra manera de condicionarnos la realidad. Cuando nos roban alevosamente y en nuestras caras, nadie hace nada, total, es normal, era obvio que nos iban a robar. Cuando alguien parece no robar, ahí dudamos, seguro que está robando pero todavía no nos dimos cuenta cómo.


Y para qué toda esta introducción se preguntarán. Simplemente porque hoy me dí cuenta de algo. En los 90s pensé que con los cumbieros del momento ya habíamos tocado fondo, que ya habíamos llegado a un límite en que nadie, por más que quisiera, podía ser un poco más vishero. Pero no fue así, no señor, con el nacimiento de la cumbia vishera y su rápido crecimiento me ganaron. Si hasta se llama vishera!

Teníamos como definición de cumbiero a alguien que tenía el pelo largo hasta la cintura, ondulado, negro y siempre mojado. Con algún tatuaje hecho con tinta china y una aguja en la cárcel y vestido de ser posible con camisas de imitación de seda todo brillosas. Cantaban temas bien melosos de cómo extrañaban a su amor, o lo mal que les hizo que les haya dejado, o sino directamente algún tema hecho cumbia de algún artista latino más meloso aún (léase Chayanne, Ricky Martin o Marco Antonio Solís). Definitivamente uno de sus más grandes exponentes era Daniel Agostini.



Pero ahora, ahora cumbiero no es lo mismo, decir cumbiero ahora te trae a la mente un vishero con shantas, ropa deportiva o en su defecto de hip hop, pelo cortito que parece haber sido cortado por un mono ebrio con parkinson con una navaja oxidada bailando el hula hula en piso enjabonado. Por supuesto el pelo totalmente decolorado con agua oxigenada. Cantan temas de qué tan bueno es estar totalmente duro con un kilo de pala, qué tan putas son todas las minas que se mueven para abajo para abajo para abajo, y de qué manera van a robar algo porque "están re locos". Un exponente de esta movida es El Polaco, que tiene de polaco lo que Rambo tiene de puto.


La cumbia ya no es lo que era... ni da.