Las dos caras de una misma historia

Tengo un amigo que se caracteriza por tirar historias muy fantásticas, y no, no soy yo. Para no herir sentimientos vamos a cambiarle el nombre y le pondremos Rodolfo.
Para ejemplificar el tema, a continuación voy a contar una misma historia, que efectivamente pasó, desde el punto de vista de Rodolfo, y lo que hubiera pasado si en vez de él, era una persona normal, sin su imaginación.

Historia de Rodolfo

Estaba en Bariloche, más específicamente en el boliche Grisu. Rodolfo decide ir a comprar un balde a la barra. Grisu es conocido por ser muy grande y es demasiado fácil perderse ya que es una especie de laberinto y todas las pistas son iguales. Rodolfo se acerca a la barra, y ve a una hermosa mujer, esbelta, rubia, de espaldas a él. Se acerca y pide su balde. Ella desvía la mirada hacia él, y con un brillo en los ojos y una mueca feliz, se queda mirándolo. Él retribuye la mirada y, tras guiñarle un ojo, dice muy suelto de cuerpo: "Cómo te llamás hermosa?". Ella, tranquila,le contesta que simplemente le diga "rubia", apodo que a ella le gustaba. Rodolfo se acerca y sin más le da un beso. Al principio tímido, pero rápidamente cambiando a apasionado. Sin poder contener esos sentimientos naturales, sus cuerpos entraron a rozarse, suavemente pero con destreza. Se podía sentir la confluencia de sus energías, era química, se podía ver. Unieron sus cuerpos en el apogeo del goce. Esa noche fueron uno.
Terminado el acto, y sin más energías, se miraron y se despidieron con un leve gesto. Sabían que ya habían cumplido con su destino. Rodolfo agarró su balde y partió al encuentro de sus amigos.

Historia sin Rodolfizar

Llegué a la barra y pedí un balde. Mientras esperaba fiché a ver si encontraba alguna mina copada. Le saqué la ficha a una rubia que estaba buena. Me dio menos pelota que Giordano a un libro y me fui con mi alcohol.